Harakiri taurino

Quejarse por todo es lícito, respetable y hasta puede que sea un camino para mejorar, pero cuando la crítica es sistemática y poco reflexiva, se pierde la perspectiva de la realidad. A veces el cadismo se hace el harakiri y se indigna por cualquier cosa perdiendo, además, las formas con expresiones del todo desagradables.

Se ha montado un pataleo gratuito por una foto que no tiene la menor trascendencia.

Ha sucedido a cuenta del escenario escogido por el club para su tradicional reunión de Navidad, en la que lo de menos era el marco en el que se desarrolló y lo importante de verdad fue ver a todos los miembros del club juntos y en sintonía.

Me quedo alucinado con los numerosos cadistas que reclaman la esencia del club, y me pregunto cuál será esa supuesta esencia. Echemos una vista a los últimos 50 años de historia. Acaso hablamos de la esencia de Gutierrez Trueba, Manuel De Diego o Rafael Mateo, Manolo García y Antonio Muñoz, o a la de Antonio Muñoz en solitario. Puede que los cadistas que tanto se indignan añoren los tiempos de Baldasano o Quique Pina. Tal vez otros echen de menos los tiempos de Gaucci o los de Pina y Vizcaíno.

A mí ni me gusta los toros ni nada que se le parezca, pero se ha montado un pataleo gratuito por una foto y un almuerzo que no tienen la menor trascendencia.