Lamentablemente lamentable

Ayer nos regalaron un penalti y también nos dieron un baño los chavales del Valencia que, a pesar de estar en una posición cómoda, cambiaron los papeles y apabullaron y desarbolaron a una defensa que más parecía un cuarteto y un medio del campo poblado, pero que olía a chirigota. Arriba me río, el niño de Cádiz, que si bien es cierto que lo lucha todo, eso no es suficiente en la primera división; no lo es y esa es la realidad.

Esto huele a segunda división.

El "plantillón", ese "fútbol maravilloso" que solo ve Manolito, se convirtió en una película de terror. Ni Sergio, ni él, ni los palmeros deben quedarse con las manos cruzadas; que no se les olvide a ninguno de ellos... el Cádiz somos "nosotros", la afición, y ellos vienen y ojalá vayan... porque esto huele a segunda división... que es lo que pasa cuando no se hacen bien las cosas.

No voy a enumerar a los que sobran en el césped porque eso lo sabemos todos; nuestro goleador uruguayo para la venta y con él, los que hacen vestuario y nada más, a la calle por favor y que se gasten los superávit, pero en buenos jugadores, no en quedadas alimenticias, porque esto no hay por dónde cogerlo.

A mí me duele y me da pena, y a los chavales que empiezan a enamorarse de su equipo y que, como la vida misma, ven cómo lo que más quieren en esto del balompié te decepciona, te defraudan y sabiendo que siempre lo querrás hagan lo que hagan.

No sé la solución, lo que sí sé es que si queremos tener alguna mínima posibilidad, hay que cambiar de director de orquesta y de más de uno que no toca ni la flauta. Quizás todavía es posible, pero hay que querer... no sé si el orgullo del de Nervión querrá o confiará en seguir como su Sevilla de su alma.

Si queremos tener alguna mínima posibilidad, hay que cambiar de director de orquesta.

Muchos años de historia que hoy han tirado a la basura... se acaban los calificativos y las finales. La suerte que tienen estos que no merecen la camiseta es que la afición nunca falla. Antes veía el vaso medio lleno, ahora no sé ni dónde está el vaso... cambiemos de vajilla.

Gracias por sus servicios, Sr. González.