Futbolero Gualtrapa: "Esta afición nunca le ha dado la espalda a su equipo"

Como todos sabemos escribir cartas, mejor o peor, y, a riesgo de parecer un flipado, le he escrito una carta a Don Manuel Vizcaíno, presidente del Cádiz CF, porque muchas veces él pide el feedback de los aficionados.

Escribo estas líneas desde el hartazgo más grande y absoluto. Soy socio del Cádiz desde que tengo uso de razón. Para mí, el equipo amarillo es más que once tíos corriendo detrás de una pelota ganándole al Barça o al Madrid o haciendo el ridículo contra el Don Benito o el Arroyo. Es un estilo de vida. Un lugar donde me crié, aprendí muchas cosas de la vida acompañando a mi equipo por esos campos de Dios, que diría el gran Teo Vargas, que germinó en mí un sentimiento inexplicable y quizás irracional. Nunca nadie me lo pidió ni yo pedí nada a cambio.

Su llegada a Cádiz, Don Manuel, se produjo en un momento convulso a nivel institucional. Con un equipo que vagaba con toda la pena y sin ninguna gloria por la Segunda B, acuciado por las deudas y siendo un espejismo de lo que esta afición se merece. Usted, acompañado de los suyos, consiguió apostar por un proyecto ganador, saneó las cuentas del club, o eso nos ha contado, y ascendió a nuestro equipo a Primera División.

Cuando usted ha hecho bien las cosas, la gente se lo ha reconocido y se lo ha agradecido. En esta afición, señor Vizcaíno, el racismo sevillano no existe. Aunque usted no se lo crea, antes de llegar usted existía el Cádiz CF, y por aquí han pasado muchísimos jugadores y entrenadores sevillanos a los que se les reconocieron sus virtudes y se les reprocharon sus defectos porque, al fin y al cabo, eso es el fútbol. Lamentablemente, el núcleo duro que llegó con usted se fue marchando o usted lo fue expulsando. Las pocas trazas de gaditanía que nos quedaban fueron desapareciendo y usted, cada día que pasaba, fue tomando más y más protagonismo.

No lo digo yo. En cada rueda de prensa o declaración usted mismo se ha encargado de decir que aquí manda usted, que es el que pincha, que es la novia en la boda y el muerto en el entierro. Don Manuel, cada vez que usted comparece en un medio de comunicación o publica una carta abierta a la afición, parece que yo viva en una realidad paralela. Cada vez que el club se expresa a través de sus múltiples cuentas de Twitter oficiales o en su medio de comunicación afín.

Don Manuel, en estos cuatro años en Primera la gestión deportiva ha sido improvisada y, por momentos, catastrófica. Con fichajes muy cuestionables surgidos del descarte del descarte de un descarte, pero milagrosamente hemos conseguido mantenernos. Y no lo digo yo. Lo dicen medios o webs especializadas de fútbol imparciales que no se explicaban las dos últimas permanencias.

Este año puedo ser benevolente con usted en el mercado de verano y, a pesar de que muchas posiciones ya estaban cojas al principio de temporada, le compro la moto de que la plantilla era mejor que otros años. Pero la permanencia no se consigue siendo mejores que en temporadas anteriores. Se consigue siendo, al menos, el cuarto peor equipo de la categoría. Desde el mes de octubre ya se vio que este equipo no competía y usted no hizo nada por remediarlo. Fichó en invierno a tres jugadores, uno de ellos sin experiencia en grandes ligas europeas que necesitaba un periodo de adaptación y otro que esta temporada había jugado la friolera de un minuto en liga, para suplir a tres jugadores capitales de la plantilla. Tardó más de once días en traer a un nuevo entrenador cuando Sergio estaba desahuciado. Un entrenador que, por supuesto, no fue la primera opción del club.

Hay un proverbio árabe que dice "si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, no digas nada". ¿Qué le quiero decir con esto? Por favor, en sus comparecencias no nos hable esta temporada del VAR, de la suerte de determinados partidos o ahorre que los medios afines no inicien una campaña de desprestigio contra determinados jugadores o el entrenador cuando ha empezado a hablar claro en las ruedas de prensa.

La gota que ha colmado el vaso de mi paciencia es que haya reclamado el apoyo a una afición que nunca le ha dado la espalda a su equipo. Una afición que, a pesar de que usted no pusiera facilidades en los desplazamientos, acompañó en masa a su equipo. Los de la grada no son los que tienen el equipo a la deriva con una plantilla mediocre, con una infinidad de jugadores cedidos con la cartera llena y rezando con que llegue el treinta de junio para irse de vacaciones a Punta Cana y olvidarse de esta temporada. Porque Don Manuel, para ellos y para usted esto es un negocio, bastante lucrativo, por cierto, pero para nosotros es mucho más que eso.

Cuando usted se canse y haya vendido el Cádiz, cuando deje de pasárselo bien como usted dice, nosotros seguiremos en la grada riendo y llorando por nuestro Cádiz. Como siempre ha sido y como siempre será. Porque los de amarillo, que no se le olvide, ayer, hoy y mañana estaban y estarán siempre en la grada. Y nunca fallarán. No necesitan que un presidente se lo reclame.

Como todos sabemos escribir cartas, mejor o peor, a riesgo de parecer un flipao, le he escrito una carta a Don Manuel Vizcaíno, presidente del Cádiz CF, porque muchas veces él pide el feedback de los aficionados.

Escribo estas letras desde el hartazgo más grande y absoluto. Soy socio del Cádiz desde que tengo uso de razón. Para mí el equipo amarillo es más que once tíos corriendo detrás de una pelota ganándole al Barça o al Madrid o haciendo el ridículo contra el Don Benito o el Arroyo. Es un estilo de vida. Un lugar donde me crie, aprendí muchas cosas de la vida acompañando a mi equipo por esos campos de Dios, que diría el gran Teo Vargas, que germinó en mí un sentimiento inexplicable y quizás irracional. Nunca nadie me lo pidió ni yo pedí nada a cambio.

Su llegada a Cádiz, Don Manuel, se produjo en un momento convulso a nivel institucional. Con un equipo que vagaba con toda la pena y sin ninguna gloria por la Segunda B, acuciado por las deudas y siendo un espejismo de lo que esta afición se merece. Usted, acompañado de los suyos, consiguió apostar por un proyecto ganador, saneó las cuentas del club, o eso nos ha contado, y ascender a nuestro equipo a Primera División.

Cuando usted ha hecho bien las cosas, la gente se lo ha reconocido y se lo ha agradecido. En esta afición, señor Vizcaíno, el racismo sevillano no existe. Aunque no se lo crea, antes de llegar usted existía el Cádiz CF, y por aquí han pasado muchísimos jugadores y entrenadores sevillanos a los que se les reconoció sus virtudes y se les reprochó sus defectos porque, al fin y al cabo, eso es el fútbol. Lamentablemente, el núcleo duro que llegó con usted se fue marchando o usted lo fue expulsando. Las pocas trazas de gaditanía que nos quedaban fueron desapareciendo y usted, cada día que pasaba, fue tomando más y más protagonismos.

No lo digo yo. En cada rueda de prensa o declaración usted mismo se ha encargado de decir que aquí manda usted, que es el que pincha, que es la novia en la boda y el muerto en el entierro. Don Manuel, cada vez que usted comparece en un medio de comunicación o publica una carta abierta a la afición, siendo que yo vivo en una realidad paralela. Cada vez que el club se expresa a través de sus múltiples cuentas de Tuiter oficiales o en su medio de comunicación afín.

Don Manuel, en estos cuatro años en Primera la gestión deportiva ha sido improvisada y por momentos catastrófica. Con fichajes muy cuestionables surgidos del descarte del descarte de un descarte pero milagrosamente hemos conseguido mantenernos. Y no lo digo yo. Lo dicen medios o webs especializados de fútbol imparciales que no se explicaban las dos últimas permanencias.

Este año puedo ser benevolente con usted en el mercado de verano y, a pesar de que muchas posiciones ya estaban cojas a principio de temporada, le compro la moto de que la plantilla era mejor que otros años. Pero la permanencia no se consigue siendo mejores que en temporadas anteriores. Se consigue siendo, al menos, el cuarto peor equipo de la categoría. Desde el mes de octubre ya se vio que este equipo no competía y usted no hizo nada por remediarlo. Fichó en invierno a tres jugadores, uno de ellos sin experiencia en grandes ligas europeas que necesitaba un periodo de adaptación y otro que esta temporada había jugado la friolera de un minuto en liga, para suplir a tres jugadores capitales de la plantilla. Tardó más de once días en traer a un nuevo entrenador cuando Sergio estaba desahuciado. Un entrenador que, por supuesto, no fue la primera opción del club.

Hay un proverbio árabe que dice "si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, no digas nada". ¿Qué le quiero decir con esto? Por favor, en sus comparecencias no nos hable esta temporada del VAR, de la suerte de determinados partidos o ahórrate que los medios afines no inicien una campaña de desprestigio contra determinados jugadores o el entrenador cuando ha empezado a hablar claro en las ruedas de prensa.

La gota que ha colmado el vaso de mi paciencia es que haya reclamado el apoyo a una afición que nunca le ha dado la espalda a su equipo. Una afición que, a pesar de que usted no pusiera facilidades en los desplazamientos, acompañó en masa a su equipo. Los de la grada no son los que tiene el equipo a la deriva con una plantilla mediocre, con una infinidad de jugadores cedidos con la cartera llena y rezando con que llegue el treinta de junio para irse de vacaciones a Punta Cana y olvidarse de esta temporada. Porque Don Manuel, para ello y para usted esto es un negocio, bastante lucrativo, por ciert, pero para nosotros es mucho más que eso

Cuando usted se canse y haya vendido el Cádiz, cuando deje de pasárselo bien como usted dice, nosotros seguiremos en la grada riendo y llorando por nuestro Cádiz. Como siempre ha sido y como siempre será. Porque los de amarillo, que no se le olvide, ayer hoy y mañana estaban y estarán siempre en la grada. Y nunca fallarán. No necesitan que un presidente se lo pida.

Futbolero Gualtrapa